MERCOSUR Y FLEXIBILIDAD./ JOSÉ ROCCA



El gobierno uruguayo no pierde oportunidad de solicitar un Mercosur “más flexible”. El reclamo consiste en permitir a sus miembros tratados bilaterales del llamado ”libre comercio”.

Independientemente de valoraciones sobre tratados que consolidan esquemas de división mundial del trabajo favorables a los centros imperiales, es evidente que los escasos avances del potencial acuerdo entre Mercosur y la comunidad europea, han sido esencialmente consecuencia del proteccionismo en el viejo continente.

El retraso de las negociaciones se vinculó a resistencias dentro de Europa a desgravar el ingreso de productos primos y alimentos de manera genérica. Tampoco están dispuestos a la eliminación de subsidios agrícolas.

En esencia el Mercosur nació como una pieza del puzzle del denominado plan Bush para las Américas tendiente a consolidar el liderazgo directo de Estados Unidos desde Alaska a la Tierra del Fuego. Menem por Argentina, Collor de Melo representando a Brasil, Rodríguez a Paraguay, Lacalle a Uruguay firmaron el Tratado, orientado por el pensamiento neoliberal.i

La Iniciativa para las américas nuca llegó a concretarse como tal. Los tiempos del sueño del mundo unipolar dieron paso a escenarios más complejos. El acuerdo en el cono sur de América apenas se convirtió en zona de “libre comercio” aprovechada esencialmente por grupos transnacionales para articular un quehacer regional mediante transacciones al interior de sus firmas.

El discurso insistente de la conducción de la República oriental que parece reivindicar la idea que la región le impide realizar sus propios acuerdos bilaterales, es por lo menos curioso. Las perspectivas de acuerdos entre un Uruguay solitario y zonas del orbe, relativamente importantes no parecen tener asidero.

Los atractivos de un mercado de poco más de tres millones de habitantes no suenan muy apetecibles, Especialmente si ello puede provocar rispídeces con los mercados mas amplios de la región.

En realidad, gran parte de los acuerdos de moda, se orientan a otorgar impunidad a inversores de grandes capitales, considerar como mercancías a derechos básicos como educación, servicios de salud, eliminación de límites a compras de sectores públicos, tribunales de conflictos afines a multinacionales, reconocimiento de patentes monopolizadas por grandes capitales.

Es difícil imaginar los objetivos de posibles socios para realizar tratados bilaterales con Uruguay. El país ha dejado de proteger efectivamente sus industrias hace largo rato y las mercancías del exterior ingresan prácticamente con aranceles mínimos. Por si fuera poco zonas francas, puertos abiertos, tratados de protección mutua de inversores, secreto financiero sistemas de controversias arbitrados por el Banco Mundial, complemementan el panorama.

El discurso del gobierno uruguayo, solicitando flexibilidad o diferentes velocidades me resulta indescifrable. En primera instancia parece fuera de foco.

La vehemencia del planteo no logra una explicación convincente. Quizás un guiño a cadenas exportadoras, soñando mejores precios basados en una supuesta eliminación de aranceles por parte de los compradores. Quizás ofrecer a importadores locales el rol de Uruguay como “cabeza de puente” para ingresar productos protegidos en los países vecinos, quizás subordinación a estrategias imperiales para generar conflictos en la zona, quizas simplemente fuegos artificiales para quitar de escena la crisis económica y sanitaria.

GOTITAS DE ECONOMÍA

  • La tasa de desempleo en Uruguay llegó a 11.1% en febrero. Aproximadamente 198.000 trabajadores. La tasa de empleo descendió a 54.9% y dentro de ellos un 10% fueron ocupados ausentes, por enfermedad, seguro de paro, escaso trabajo entre otros motivos.
  • El indice de volumen físico de la industria en Uruguay cayó 2% en los dos primeros meses de 2021 en relación a 2020. Las horas trabajadas descendieron 6.1% y la ocupación 2.6%. Pese a todo la productividad del trabajo y tasa de plusvalía continúan aumentando.
  • Las cifras oficiales del INE de Uruguay registran aumentos del IPC de 3.07 en los tres primeros meses del 2021. El poder de compra de los salarios sigue en plano descendente.
  • Datos de Forbes registran que los 10 mayores multimillonario de América latina incementaron su riqueza en 2020. Mientras en el otro extremo aumentó la pobreza. Lo que a algunos les sobra es lo que a otros les falta.
  • El PBI de la zona euro cayó 6.6% durante 2020 de acuerdo a los datos oficiales difundidos por eurostat.
  • La empresa automotriz coreana Hyundai debió interrumir esta semana sus procesos productivos por falta de suministros.

i Poco tiempo después se firmó el cuatro más uno que otorgaba a Estados Unidos todas las ventajas de los miembros.

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