AL ROJO VIVO Ruptura del contrato social y crisis de legitimidad política POR MÓNICA PERALTA RAMOS JUL 25, 2021 ( fragmento) / EL COHETE A LA LUNA

Monopolios y conflictos sociales El 9 de julio pasado el Presidente emitió un decreto con el objetivo de velar por una mayor competencia en los mercados (Executive Order on promoting competition in the american Economy, whitehouse.gov). Advirtiendo que “el capitalismo sin competencia no es capitalismo, es explotación”, Biden dio directivas para que las Agencias Federales eviten tomar medidas que “acrecientan la concentración excesiva de los mercados”, y propuso 72 acciones y recomendaciones destinadas a reformular la manera de pensar en torno a la consolidación empresarial y a las leyes antitrust. Las directivas también pretenden revisar medidas antimonopólicas tomadas recientemente. Sin embargo, son sólo recomendaciones para que las Agencias, que son independientes y actúan según sus propios lineamientos, las tomen en consideración. Dos días después de la publicación de este decreto, y casi en abierto desafío al Presidente, la Reserva Federal aprobó la absorción de otro banco por uno de los mega-bancos (wallstreetonparade.com 14 7 2021). Jerome Powell afirmó el interés de la Reserva Federal que preside por la emisión de un dólar digital (fedcoin) y advertía que si esto ocurre “el mundo no necesitará de criptomonedas privadas” (zerohedge.com 14 7 2021). Se refería tangencialmente al punto más candente de los conflictos entre los mega-monopolios: la especulación rampante con criptomonedas y su intento de usarlas para controlar la emisión de dinero. Estos desarrollos y la falta de política monetaria ante la crisis aceleran los tiempos que la Reserva tiene para gestionar la crisis y mitigar el deterioro del dólar emitiendo su propio dólar digital (fedcoin). Esto último implicará afectar severamente a los bancos y a sus funciones. En esta aventura la Reserva tiene un aliado indispensable: un FMI dispuesto a imponer las reformas estructurales en los países de la periferia, que asegurarían la digitalización y la dolarización de estas economías y la persistencia del endeudamiento ilimitado. Estos fenómenos profundizan la ruptura del contrato social en la periferia y apresuran los tiempos del conflicto social en esta región. Argentina: monopolios y proyecto de país El brillante discurso de la Vicepresidenta CFK en su declaración en la causa por el Memorándum con Irán el 16 de julio sintetiza el drama que vive nuestro país: “Todo está armado para denostarnos a nosotros y que el pueblo argentino pueda entregarse débilmente a lo que siempre hicieron desde afuera: dominarnos a través de la deuda… Si no tomamos conciencia de lo que nos ha pasado a los argentinos en los últimos años, difícilmente podamos encontrar un camino después de esta pandemia”. Si no reflexionamos sobre las causas que llevaron al momento actual, si no aplicamos inmediatamente políticas tendientes a superarlas y si seguimos tratando de sobrevivir a la deriva, difícilmente tendremos un futuro después de la pandemia. Las políticas que hay que tomar implican enfrentar la arremetida de los monopolios, construyendo poder de abajo hacia arriba y marcando hacia dónde vamos, un destino que no puede ser reproducir el modelo agroexportador que nos ha legado el FMI, y que tal como está diagramado es funcional al endeudamiento ilimitado y a la reproducción de la miseria. Ese es el camino hacia un país inviable. Hoy vivimos un momento único, donde la ruptura del contrato social está expuesta al rojo vivo, los responsables operan a cara descubierta y muestran sin ambages que están dispuesto a hacer cualquier cosa para no perder el enorme poder económico y político que concentran en sus manos. En este contexto, el principal ataque al gobierno proviene de los formadores de precios y de los que controlan las divisas: exportadores, importadores y bancos. Las medidas tomadas hasta ahora por el gobierno para controlar la inflación han fracasado. El Ministro de Economía cree que el desborde inflacionario argentino es consecuencia de la inflación de los commodities que también afecta a otros países (infobae.com 15 7 2021). Sin embargo, la inflación argentina es consecuencia de la formación de precios y de no haber tomado las medidas necesarias para impedir que la inflación de los precios internacionales se trasladase inmediatamente a los internos. Esto, sin embargo, no logró aplacar la demanda ruidosa de un “campo autoconvocado”, mera prolongación del macrismo. Los verdaderos responsables de la formación de precios se esconden detrás de ellos: son los monopolios que controlan sectores y cadenas de valor claves en la economía argentina, especulan con el tipo de cambio, se dolarizan y fugan divisas por los agujeros de un cepo que el gobierno sigue sin poder cerrar. Mientras esto ocurre, avanza la restricción externa con un crecimiento de las importaciones que toma vuelo al compás de la corrida con el dólar. Las mejoras salariales otorgadas recientemente por el gobierno se van a los bolsillos de los formadores de precios y no alcanzan para impedir el avance de la pobreza y la indigencia en el país: el precio de los alimentos tuvo en el primer semestre de 2021 la suba más alta de los últimos cinco años mientras el salario mínimo actual y proyectado no alcanza para alimentar a una familia. Hoy un hogar que alquila precisa el equivalente de 4,5 veces el salario mínimo para no caer en la pobreza. En esta situación, el gobierno debería movilizar a los movimientos sociales, a los sindicatos, ONGs de consumidores y organizaciones de empresarios pequeños y medianos para que controlen, en forma organizada y programada, los precios en distintas instancias de algunas cadenas de valor estratégicas en la determinación de la inflación. Esto no sólo implica mandar un poderoso mensaje a los que atacan al gobierno, sino pelear por la legitimidad de la palabra y las promesas que llevaron al Frente de Todos al gobierno.

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