11 N de 1951 / JOSÉ LUIS FACELLO

Usted compañero/a sabe que la tierra gira y lo que hoy es de una manera, casi seguro que en el futuro será distinto. Traigo esto a cuento como un ejercicio que nos ayude, a entender cosas o saber otras que nos ayuden, en estos tiempos de dictadura, en lo que se refiere al poder y la misión de la televisión y los diarios. A esta altura, noviembre de 2021, queda claro que la realidad y los sucesos para ellos no importan un comino. Ahora las noticias se inventan, se fabrican sin importar la realidad ni el fondo de las cosas, y más que nada, se echa mano a la mentira descaradamente. La intención del chamuyo más o menos democrático, más o menos republicano, en realidad esconde la pretensión de recortar los derechos del pueblo argentino. Mentir y mentir, para desgastar los ánimos y el compromiso con las causas justas. A quienes apoyamos la gestión de Alberto Fernández y Cristina, o sino para esmerilar a nuestro gobierno. El 11 de noviembre de 1951 gran parte de nuestro pueblo se movilizaba en apoyo de las políticas que fortalecieran a un Estado regulador, que fomentara el trabajo productivo y reconociera los derechos sociales negados por los conservadores y otras pestes. Perón y Evita, con el acompañamiento del pueblo argentino lograron lo que nadie antes, levantar bien alto las tres banderas justicialistas: soberanía política, independencia económica y justicia social. Las tres partes, de todo tiene que ver con todo. En esas elecciones, se elegía un segundo gobierno peronista, entre 1952-58. Pero, aquella fecha fue otro mojón en la larga lucha de las mujeres, esa vez, de apoyo a un gobierno de mayorías, de agradecimiento, porque por primera vez como ciudadanas argentinas, las mujeres ejercieron el derecho al voto. A ser más reconocidas y menos discriminadas. El voto femenino, había cuajado antes, por ley del año 1947. La fórmula Perón-Quijano, se impuso aquel lejano 11 de noviembre con más del 63% de los votos, dando una vuelta de página al fraude de los gobiernos conservadores. Los opositores a Perón fueron todos juntos como en las elecciones de 1946, marchando por la libertad y contra la tiranía. Por esas raras cosas de la historia que dejó la segunda guerra mundial, se unían conservadores y comunistas, los radicales y la iglesia católica. Y el embajador estadounidense metiendo la nariz en casa ajena. Dime con quién andas y te diré quién eres… dice el refrán. Las decisiones tomadas por el primer gobierno peronista y hasta la mitad del segundo, fue de tanta importancia por las grandes obras y por la dignificación humana, que al fin resultó, la mayor transformación y el rasgo distintivo de la Argentina en el siglo veinte. Hechos reales opuestos al inútil discurso de ningunearlos. Después, llegó el futuro con el golpe cívico-militar en 1955, y así el gobierno legítimo fue tronchado a mitad de camino. Entonces los poderosos hablaron de la libertad mientras impusieron una tiranía, llamada revolución libertadora. Hablaron del desarrollo y el trabajo productivo, mientras otra vez endeudaban al país… Las grandes obras en construcción del gobierno de Perón, fueron dejadas por la mitad, abandonadas, olvidadas. La educación y la salud pública sin presupuesto, sin plata. El presente dice, que en unos días más hay elecciones para elegir senadores y diputados. Vos sabes, los resultados de las PASO levantaron polvareda. El discurso de los opositores de hoy prácticamente es el mismo de ayer, gritos de libertad o de histeria por las vacunas, denuncias por autoritarismo K o estrés por el aislamiento de la Argentina en el mundo… Compañero/a en esta larga marcha, el 14 de noviembre daremos otro paso. Como pueblo tenemos la oportunidad de hacer escuchar nuestra voz. Ser escuchados por los nuestros… y por el pueblo todo. Porque así funcionan las cosas.

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